Tubular Bells
(Virgin Records, 25 de mayo de 1973)
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La gestación de Tubular Bells comenzó cuando Mike Oldfield era tan solo un adolescente. Mientras su actividad musical estaba vinculada al grupo The Whole World de Kevin Ayers, el joven músico británico componía música propia con el anhelo de grabarla algún día. En 1971 Ayers le regaló un magnetófono y gracias a ello pudo grabar una maqueta con la que visitó algunas compañías discográficas, pero solo recibió negativas por la aparente falta de comercialidad del proyecto. Hoy sabemos que aquellas empresas no supieron valorar la viabilidad económica de la propuesta, el valor artístico de la música de Oldfield ni la capacidad de la sociedad de su tiempo de apreciar una música de aquella complejidad.
El proyecto quedó aparcado un año mientras Oldfield trabajaba como músico de sesión en un nuevo estudio de grabación ubicado cerca de Oxford. El estudio, llamado The Manor, era propiedad de Richard Branson, un joven emprendedor que también tenía una tienda de discos en el centro de Londres. Cuando el introvertido Oldfield tuvo confianza con Tom Newman, el ingeniero de sonido de The Manor, le mostró la maqueta. Newman quedó tan impresionado que convenció a Branson y a su socio, Simon Draper, para llevar a cabo el proyecto. Lo que todos ellos no sospechaban es que estaban apoyando la realización de una de las obras más influyentes de la historia de la música contemporánea.
En primera instancia Branson trató de encontrar una compañía discográfica que creyera en el proyecto. Al no conseguirlo decidió publicar él mismo el disco, que se convertiría en el primero de la compañía Virgin Records.
Mike Oldfield grabó Tubular Bells a una velocidad de vértigo. Aunque solo contaba con los pocos momentos disponibles en la agenda de producciones de The Manor, tardó una sola semana en grabar la primera parte del disco. Hoy en día podemos escuchar en los portales de streamming algunos de los materiales de aquella época, como las maquetas originales o una primera mezcla desestimada de Tubular Bells de 1972.
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Oldfield había pensado un posible título para su primer disco: Opus One, pero la casualidad hizo que mientras se recogían los instrumentos que John Cale había utilizado para una grabación, Oldfield se fijara en las campanas tubulares y decidiera incorporarlas a su proyecto. Lógicamente, el disco acabó tomando el nombre de esos instrumentos de percusión.
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Mike Oldfield necesitó una gran cantidad de instrumentos para grabar Tubular Bells y muchos de ellos les tocó él mismo: piano de cola, honky tonk, órganos Farfisa, Hammond y Lowrey, guitarras eléctricas, acústicas y clásicas, bajo eléctrico, mandolina, flageolet y percusión (timbales de concierto, campanas tubulares, glockenspiel, etc.) También colaboraron su hermano Terry y Jon Field, que tocaron las flautas traveseras, su hermana Sally y Mundy Ellis que acudieron para poner la voz, Lindsay Cooper el contrabajo y Steve Broughton la batería. Especialmente destacable fue la participación del músico y cómico Vivian Stanshall como "maestro de ceremonias" al final de la primera parte. Los ingenieros de sonido fueron Tom Newman y Simon Heyworth, y la portada, que acabó siendo icónica gracias al logotipo de la campana doblada, fue obra de Trevor Key.
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Tubular Bells salió a la calle el 25 de mayo de 1973 y Richard Branson quiso realizar una gran campaña de promoción, pero para su sorpresa Mike Oldfield no estaba nada interesado en implicarse. Se negó a salir de gira y sólo se comprometió a dar un concierto de presentación. Fue entonces cuando Branson empezó a entender la compleja personalidad del músico. Sin embargo, el concierto se llevó a cabo el 25 de junio en el Queen Elizabeth Hall, escenario donde a menudo se realizan conciertos de música clásica. Actualmente se puede escuchar una grabación en Youtube.
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Mike Oldfield se marchó (aunque quizás sería mejor decir que huyó) de Londres con su pareja y el automóvil Bentley que Branson le había dado como pago del concierto. Condujeron hasta instalarse en una casa del condado de Herefordshire, cerca de la frontera con Gales, justo en frente de una montaña llamada Hergest Ridge. En esa casa, que aún existe y que lleva el nombre de The Beacon, Oldfield escribió las siguientes páginas de su historia. Pueden leerlas aquí.
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Aún en 1973, Oldfield volvió a grabar en directo, esta vez sin público, la primera parte de Tubular Bells para el programa 2nd House de la BBC. Para ello contó con la mayor parte de músicos que habían tocado con él en el Queen Elisabeth Hall: los guitarristas Mick Taylor de The Rolling Stones, Steve Hillage, Fred Frith, el percusionista Pierre Moerlen, Tom Newman y Terry Oldfield, entre otros .
El influyente periodista musical John Peel se declaró entusiasmado con la música de Mike Oldfield. En su importante programa de radio Top Gear de la BBC Radio, el 29 de mayo de 1973 pinchó el disco entero, exclamando que Tubular Bells era "uno de los LPs más impresionantes que había tenido la suerte de compartir en la radio".
La promoción de Tubular Bells siguió sin la participación de nuestro músico. David Bedford, amigo de Oldfield desde la época de The Whole World, arregló el disco para guitarra y orquesta. Con la interpretación de la Royal Philharmonic Orchestra y la participación de guitarristas invitados, como Steve Hillage y Andy Summers, salió de gira por Gran Bretaña. Fruto de esta iniciativa, en 1975 se publicó el disco The Orchestral Tubular Bells bajo la dirección de David Bedford, con Mike Oldfield interpretando la parte de guitarra solista.
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Pero sin duda alguna la anécdota más significativa de la "incidental" promoción del disco fue la inclusión de algunos de sus fragmentos en la banda sonora de la película de terror The Exorcist (William Friedkin, 1973). Sin el permiso de Oldfield, Tubular Bells aparecía junto a composiciones de autores como K. Penderecki, A. Webern y J. Nitzsche. Todo ello hizo que acabara ganando el 17º premio Grammy (1974) a la mejor composición instrumental. De hecho, la secuencia inicial de la Introducción de Tubular Bells se ha acabado considerado "la música del Exorcista", y ha influido enormemente en la composición de música para filmes de terror. El propio Oldfield ha explicado, en entrevistas posteriores, que cuando se enteró de que habían utilizado su música para una película de terror no le hizo ninguna gracia, y que recibió el Grammy en su casa, totalmente ignorante de la importancia del galardón.
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Tras el concierto en el Queen Elisabeth Hall Mike Oldfield abandonó los escenarios, al menos para interpretar su música. No fue hasta 1979, durante la gira de su cuarto disco en solitario, Incantations, que el músico de Reading volvió a interpretar públicamente Tubular Bells. La gira de Incantations no dio beneficios, pero las pérdidas económicas de los conciertos (alrededor de un millón de libras) se vieron compensadas por las ventas del disco grabado en directo y que resume la gira, Exposed (1979).
Se da el caso de que los dos primeros conciertos de aquella gira se realizaron en Barcelona, ​​concretamente en el Palacio Municipal de Deportes el 31 de marzo y el 1 de abril de 1979 y los dos siguientes en Madrid. La empresa promotora de los conciertos fue Gay & Company, propiedad de Gay Mercader. Tenemos la suerte de que el programa de TVE Musical Express, dirigido por Àngel Casas, pudo entrevistar a Mike Oldfield y grabó un concierto privado de la gira de Incantations en las instalaciones de Televisión española. Barcelona y Madrid son, por lo tanto, ciudades importantes en la historia de Tubular Bells, aunque lo sean de forma indirecta.
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Cuando parecía que Tubular Bells no daría más noticias que las múltiples secuelas publicadas posteriormente por Mike Oldfield, y que a nuestro juicio deben desvincularse del original (exceptuando la nueva grabación de 2003 o la nueva mezcla digital de 2009), Mike Oldfield fue llamado a participar en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 tocando Tubular Bells. La parte que correspondió a este disco fue un homenaje al Servicio Nacional de Salud, así como a la literatura infantil. Oldfield llevó a cabo todos los arreglos musicales necesarios para adaptar su música a las necesidades escénicas, cosa de la que se sentiría muy orgulloso posteriormente. A modo anecdótico cabe decir que, junto a nuestro músico, en la ceremonia también participó su hijo Luke tocando la guitarra acústica.
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Actualmente Tubular Bells ha vendido más de quince millones de copias en todo el mundo y Mike Oldfield trabaja, según manifestó él mismo años atrás, en una cuarta secuela.
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Texto: Xavier Alern